1

Defendemos que la dignidad, los derechos y la seguridad del paciente deben estar garantizados en todo momento durante la práctica asistencial, en la que los profesionales deben apoyarse en los principios bioéticos de no maleficencia (prevenir el daño físico, mental, social o psicológico) y de beneficencia (no solo se ha de proteger al paciente, sino también garantizar su bienestar), además de en un marco legal que ampare a los pacientes y sirva de guía a los profesionales para el desuso de prácticas coercitivas.

2

Creemos que la relación terapeuta-paciente debe emanar de un modelo organizacional integral orientado a crear escenarios que favorezcan la humanización. La alianza terapéutica debe ser un trabajo en equipo, con valores bien definidos que vertebren la relación y sean aplicados en todas las interacciones que cualquier persona de la institución realice con los usuarios, con coherencia y de manera coordinada. Conseguirlo requiere de una revisión de esos valores y de la manera de reflejarlos durante las acciones del día a día de los profesionales, así como en situaciones de estrés y peligro. Para ello, defendemos la formación especializada y continuada como pilar estratégico. Además, es necesario establecer mecanismos de control sobre la puesta en práctica de lo aprendido en todos los niveles de la organización, realizando seguimiento y acciones complementarias, que permitirán obtener resultados medibles, siendo éste el verdadero objetivo y motor de la evolución hacia la excelencia.

3

Proponemos un cambio de cultura laboral hacia la prevención para conseguir la reducción y el fin de la contención mecánica, dado que esta es una intervención traumática. Los pacientes que han requerido el uso de contención mecánica reportan sentimientos de angustia, temor, enfado, ansiedad y frustración.  Las enfermeras han descrito experiencias negativas debido a incidentes relacionados con la contención mecánica como la angustia, la culpa o el arrepentimiento porque sentían que no habían hecho lo suficiente para encontrar alternativas. Por lo tanto, por el impacto que produce la contención al paciente, al resto de pacientes y al personal actuante, fomentamos el uso de medidas de prevención y alternativas menos restrictivas para controlar el comportamiento de un paciente y minimizar el uso de contenciones mecánicas hasta extinguirlo.

4

Caminamos hacia un horizonte que contempla la supresión de las contenciones mecánicas con el fin de humanizar los servicios asistenciales, empoderando al paciente y colocándolo en el centro de la atención. En el contexto sanitario, las intervenciones más importantes están relacionadas con interacción con el paciente, siendo necesario generar un nexo de confianza. Contribuimos a llevar a cabo buenas prácticas enfermeras en los cuidados de los pacientes ingresados en los servicios asistenciales para crear una sólida alianza enfermera-paciente. Estamos convencidos de que una relación terapéutica apropiada aumenta la eficacia de las intervenciones, aumenta la satisfacción laboral de los profesionales sanitarios y los pacientes van a percibir un trato más humano.

5

Aspiramos a conseguir una prohibición total del uso de contenciones mecánicas que no se ajusten a los principios de excepcionalidad, individualización, necesidad, proporcionalidad, idoneidad, graduación, mínima intensidad posible, tiempo estrictamente necesario y transparencia. La contención mecánica es una medida que limita un derecho fundamental, como es la libertad de movimientos del paciente, por lo que debería aplicarse de forma excepcional, como último recurso una vez han fracasado otro tipo de intervenciones no coercitivas. Su aplicación debe estar regida por el principio de congruencia, en el sentido de que la aplicación de esta medida ha de ser proporcional y razonable en relación a los medios disponibles, la finalidad pretendida y el peligro potencial de lesiones que la conducta de la persona pudiera ocasionar sobre ella misma o sobre otras personas. Debe usarse el menor tiempo posible y de la manera menos restrictiva. Debe entenderse que se aplica para evitar un mal mayor, nunca con carácter punitivo, ejemplificante, intimidatorio o sancionador.

6

Queremos dar el apoyo y la ayuda necesaria a los profesionales sanitarios para superar las barreras a las que se enfrentan para la eliminación de la contención mecánica, tales como entorno interpersonal adverso, entorno físico desfavorable, miedo, percepción de falta de métodos alternativos para mantener la seguridad, personal con menos experiencia, falta de formación y relaciones problemáticas entre el personal y el paciente. Deseamos empoderarles para conseguir el cambio de cultura, facilitando las herramientas necesarias para cumplir con el deseo común de acabar con el uso de prácticas restrictivas que dejan una huella negativa en los pacientes y en los profesionales sanitarios como segundas víctimas de esta intervención, aliviando así la tensión entre el deseo de no contener y la necesidad de proporcionar y mantener un ambiente seguro, fundamental para el entorno terapéutico.

7

Trabajamos para conseguir que existan datos fiables sobre el uso de contención mecánica: dónde, cuándo, cómo, a quién y por qué. La falta de información real y actualizada genera una situación de oscurantismo, falta de transparencia, indefensión de los usuarios e insensibilización sobre la verdadera dimensión del problema. Promovemos el uso de la tecnología para crear un registro unificado y accesible de manera pública. Solo así se puede facilitar la labor inspectora de las autoridades y la trazabilidad necesaria que garantice que las contenciones mecánicas se aplican únicamente bajo las condiciones previstas legalmente y, de no ser así, activar los mecanismos correctivos y sancionadores que correspondan como actos que constituyen un delito contra los derechos humanos.

8

Creemos que los poderes públicos, como garantes de los derechos y libertades de los ciudadanos, son responsables de la vulneración de éstos debido a la falta de regulación y control sobre las contenciones mecánicas en todos los ámbitos asistenciales. Instamos con urgencia a la creación de una normativa estatal que regule claramente la práctica de la contención mecánica teniendo en cuenta a todos los actores implicados, de forma que su uso responda a criterios objetivos de excepcionalidad. También es necesario que se pongan los medios necesarios para su efectivo cumplimiento y ejecutar con eficacia la labor inspectora que tiene encomendada.

9

Apoyamos todas las iniciativas que reivindican un trato más humano de todos los usuarios de los servicios sociales y sanitarios, especialmente en lo relacionado con el uso innecesario de contenciones mecánicas. Reconocemos el excelente trabajo realizado y la importancia de dar visibilidad al problema para concienciar sobre la necesidad de eliminar el sufrimiento causado por esta práctica. Deseamos contribuir al avance de estas iniciativas para alcanzar los objetivos marcados desde una perspectiva inclusiva que aúne los intereses de todas las partes implicadas. Apostamos por un enfoque constructivo, aportando soluciones eficaces, realistas y progresivas, pero con objetivos claros y alcanzables, que abarquen a todos los servicios asistenciales (no únicamente salud mental y residencias de ancianos) desde una práctica profesional de excelencia, fomentando el diálogo y creando estrategias conjuntas orientadas a conseguir avances efectivos en la eliminación de las contenciones mecánicas.

10

Deseamos involucrar a toda la sociedad para trabajar unidos en la consecución de estos objetivos. Para ello, promovemos una comunicación veraz, honesta y directa, teniendo en cuenta todas las sensibilidades y antecedentes, pero evitando el sensacionalismo y el alarmismo. Queremos dar altavoz y trabajar con todos los grupos de interés apelando a la comprensión mutua, trabajando con empatía hacia el objetivo común de preservar los derechos de las personas que ahora están siendo vulnerados por el uso indebido de contenciones mecánicas.

¿Apoyas este manifiesto?